Cuando vivía en Málaga, utilizaba arena de la playa de Fuengirola para mi arte. El arte con arena de playa es un recuerdo del infinito. La técnica que me inventé tenía tres fases.
En la primera fase mezclaba la arena con cola de carpintero y la extendía sobre el lienzo sin preparar. Después ponía sobre la arena pegajosa el mismo plástico en el que venía envuelto el lienzo. Cuando el plástico cubría la arena por completo y sin burbujas de aire, lo estiraba formando arrugas.
En la segunda fase dejaba secar la arena con el plástico puesto. La arena mantenía la forma que el plástico había dado a su superficie. A veces el arte requiere mucho tiempo y otras todo lo contrario. En este caso dejaba secar dos días porque hacía calor.
El arte es mirar las nubes y ver formas concretas.
Durante la tercera fase, una vez quitado el plástico, colocaba el lienzo en un lugar donde mirarlo con calma. En mi caso era en la repisa de la chimenea. Al mirar los pliegues de la superficie abstracta me imaginaba algo figurativo. A veces uno mira las nubes y ve formas concretas.
Después de haberme imaginado algo figurativo en mi obra de arte con arena de playa, pintaba la superficie potenciando la forma que tenía en mente. En esta obra me imaginé el torso de una mujer boca abajo. Pinté con sombra azul el fondo y mantuve a la mujer sólo en dorado.
He hecho muy pocas obras de arte con arena de playa porque ya no vivo en Málaga. No tengo de dónde coger arena fina para este tipo de arte. Para mí este arte perdería su significado si tuviese que comprar la arena.
Le regalé esta obra a mi tío, me recordó que aunque Madrid no tiene playa…es mi hogar.