Arte y Amor Líquido
Pensando en lo líquido (lo que fluye) y lo sólido (lo que permanece) he recordado una vez que fui a hacer espeleología en pareja, con otra pareja de amigos. Lo líquido (el agua filtrada por las rocas) fluía gota a gota continuamente, siempre cada goteo en su lugar, formando estalactitas y estalagmitas, cada una en su lugar, formando estructuras de forma lenta y sólida.
Esas gotas eran como una persona de las antiguas
Como ese señor que va siempre al mismo bar y siempre pide el mismo refresco (O como James Bond, “Martini, agitado, no mezclado) y el camarero se lo sirve sin siquiera preguntar, porque hay una relación entre ellos de confianza, rutina y estabilidad.
Posiblemente ese mismo señor aplica las buenas costumbres al resto de su vida:
Ir a cenar con su esposa a tal restaurante los viernes, hacer la compra en el mercado por las mañanas, etc. Y lo más interesante es que ese señor es feliz así, no es que se aburra por tener rutinas y solidez en su vida, pues para él valen más las pequeñas rupturas de esa rutina: Quizás cada día observa cambios en la clientela de la cafetería, pide algo diferente en el restaurante, habla con su mujer de las noticias, etc. Posiblemente, ese señor tiene su salón decorado con una colección de obras de arte que ha ido eligiendo cuidadosamente a lo largo de los años, y siempre que las observa va descubriendo algo nuevo: le da otro significado, la luz cambia e ilumina los colores de distintas formas…
Volviendo al día en que recorrimos la cueva…
Tras ir un buen rato reptando, llegamos a un punto en que había que cruzar “el paso del chumino”. Era una parte muy estrecha en la que te podías quedar atascado y eso me dio tanto miedo que decidí quedarme ahí, sola haciendome una trenza de espiga en la oscuridad, esperando a que los demás fueran y volvieran. Así ganó mi individualidad y miedo a “quedarme atascada”, a “terminar lo que había empezado” y “ganar una experiencia”.
Hablado de lo fluído:
También puede ir muy rápido y destruir en lugar de construir lentamente. Por ejemplo, cada vez más vemos en las noticias que lluvias torrenciales rompen estructuras, inundan casas y hasta matan a algunas personas. Pues bien, precísamente eso es lo que yo entiendo por amor y arte líquido. Es una inudación de posibilidades, variedad e información en tu Tinder, en tu feed de Instagram e incluso en el museo si pretendes ver todas las obras el mismo día (que es lo mismo que no ver ninguna).
¿Sabías que el olfato es el sentido con más memoria que tenemos?.
Seguro que sabes perfectamente cómo huele el perfume que usa tu madre, y si lo vuelves a oler dentro de 20 años pensarás en ella. Ahora haz un experimento: ve a una perfumería y prueba 20 perfumes, huele cada uno durante dos segundos e inmediatamente el siguiente. ¿Serías capaz de entender a qué huele cada uno y recordar tan sólo uno, transcurrida una hora?. Estás haciendo exactamente lo mismo cuando recorres el Museo del Prado como si fueras en moto (Prado G.P. , Eugenio Ampudia) y cuando arrastras perfiles de Tinder con el dedo. Cuando tienes abiertos 20 chats ahí, para juzgar rápidamente con quién deberías tener una noche de sexo insustancial y luego, ¡a probar otra cosa, mariposa! ¡NEXT!.
Éste cambio climático que vive nuestra sociedad de “probarlo todo y rápido”, de “no decidirse por nada para no negarse nada”, de heladería de cien sabores, de desmemoriados, de consumo incesante descomprometido, nos está destruyendo igual que el diluvio.
Repite conmigo: Paciencia, criterio y atención. O si quieres llámalo “mindfullness”, que queda más guay.
Barbarella Blow
Madrid
Mayo, 2022
Amor líquido.
Si el amor es líquido,
yo me sublimo.
Si el amor es líquido,
me someto a la alquimia.
Si el amor es líquido,
yo me sublimo.
Si el amor es líquido,
me transmuto en azufre.
Si el amor es líquido,
yo me sublimo.
Si el amor es líquido,
me doy como nieve.
Si el amor es líquido,
yo me sublimo.