Para muchos, Marie Curie seguía siendo una mujer antes que una científica. En 1903, durante la ceremonia de entrega de los Nobel, tuvo que soportar una cita bíblica del Presidente de la Academia Sueca:

«No es bueno que el hombre esté solo, haréle ayuda idónea para él (Génesis)»
Aquellas palabras dejaban claro que Marie se le consideraba sólo la ayudante de su marido. Marie no quiso entrar al trapo pero en la intimidad le confesó a su marido:

«Las mentiras son muy difíciles de matar pero una mentira que atribuye a un hombre lo que en realidad era el trabajo de una mujer tiene más vidas que un gato.»