“Narcovestido” es una prenda que he hecho a mi medida, con los blíster vacíos de mis medicinas, acumulados a lo largo de 3 años (a dos o tres pastillas diarias). Sólo he utilizado los envases de medicinas consumidas por mi, la mayoría son de Zyprexa y Lamictal, aunque también hay de Orfidal y Escitalopram. Son medicinas para el tratamiento del trastorno bipolar que tomo desde 2009, que tienen efectos secundarios bastante serios. Algunos de los que sufro son somnolencia, obnubilación, despistes, aumento de peso, falta de concentración, piernas inquietas, ideas autolíticas y falta de equilibrio.

Hice el vestido como una manera de visibilizar la bipolaridad y como testigo de la continua rutina de medicación. Desde 2009 he conocido todo tipo de reacciones ante mi trastorno, algunas negacionistas. Llevando éste vestido quizás pueda cambiar la percepción de los ignorantes: visibilizar y desestigmatizar la enfermedad mental. Además exijo mejoras en los servicios públicos de psiquiatría y psicología. Finalmente, los pacientes necesitamos que las farmacéuticas sigan investigando para crear psicofármacos con menos efectos secundarios.

Presentación y contextualización:

Vivimos en una sociedad mentalmente enferma: cada vez más personas sufren soledad, insomnio, estrés, depresión, angustia, trastornos alimenticios y otros problemas psicológicos. A falta de tratamientos psicológicos (terapia) accesibles a la población de forma gratuita, el médico suele solucionar dichos problemas con psicofármacos y muchas veces sobremedicando al paciente. En otras ocasiones el enfermo se automedica o evita buscar soluciones, dando tiempo a que se agrave el problema.

A pesar de que prácticamente todo el mundo consume algún tipo de psicofármaco, está mal visto admitir que se padece una enfermedad mental o que se consumen dichas medicinas. Se considera una vergüenza pedir ayuda para mejorar la salud mental y los enfermos suelen ocultar su condición por miedo a ser estigmatizados.

El cine muestra a los enfermos mentales como personas peligrosas: asesinos, violadores, suicidas y otros personajes incapaces de llevar una vida normal, tener amigos, llevar una familia y socializar. Además, las noticias de la televisión muchas veces describen a asesinos reales como enfermos mentales que no han sido medicados. Todo ello fomenta la ignorancia, el rechazo y la estigmatización de los enfermos mentales, dificultando el progreso del enfermo hacia una buena salud mental.

Por otro lado, no hay suficientes psiquiatras para asegurar la salud mental de toda la población:

“A pesar de que casi una de cada 10 personas en todo el mundo padecen un trastorno mental, a nivel global hay menos de un psiquiatra por cada 10.000 habitantes, según cálculos de la OMS. Mientras en los países con mayores ingresos la tasa se sitúa en un profesional  por cada 2.000 habitantes, en otras partes del mundo solo se registra uno por cada 100.000.
Estos datos corresponden el Atlas de la Salud Mental publicado por la Organización Mundial de la Salud en el que, entre otros aspectos, avisa de que el gasto destinado a tratar estas patologías es «muy bajo» y de las «enormes desigualdades» que existen a la hora de acceder a los servicios sanitarios de salud mental.”                                    medicosypacientes.com

 

Además, los psicofármacos disponibles hoy en día producen una serie de efectos secundarios en el paciente que le dificultan llevar una vida normal.

“Narcovestido” pretende visibilizar los trastornos mentales; educar al público hacia la desestigmatización del enfermo; pedir investigación para crear psicofármacos con menos efectos secundarios y reivindicar medidas que mejoren los servicios de salud mental.

Poso en la plaza de Callao (Madrid) con el “Narcovestido”. 15 de Junio de 2021

Fundamentación teórica del proyecto:

Las enfermedades mentales son invisibles, tanto físicamente como metafóricamente. Los enfermos mentales llevamos “puesto” el medicamento, que al mismo tiempo que trata la enfermedad y nos “tapa” (para que no se vea cómo somos en realidad), también nos hace daño (efectos secundarios). Llevar el narcovestido hace daño (araña la piel), igual que la medicación hace daño por sus efectos secundarios. Con esto no pretendo demonizar la medicación, sino representarla en todas sus facetas, tanto las positivas como las negativas.

Mi experiencia con el trastorno bipolar tipo I:

Me diagnosticaron trastorno bipolar a los 23 años, en el año 2009. Mi vida ha dado un gran giro desde entonces, me ha llevado casi diez años aprender lo necesario para sobrellevar mi trastorno lo mejor posible y buscar la felicidad. Poco a poco he ido descubriendo estrategias, más allá de la medicación, para ser yo misma y aceptar mi condición. Dichas estrategias consisten en llevar una buena alimentación; no tomar drogas (ilegales); observar mis pensamientos y meditar; mantenerme ocupada y llevar una vida ordenada; diversificar mis fuentes de felicidad (amigos, familia, pareja, trabajo, tiempo para mi, estudiar…). Tengo que decir que sigo siendo creativa a pesar de la medicación y que, al mismo tiempo, no podría vivir sin ella. Ser bipolar tipo I implica que, además de sufrir depresiones endógenas (causadas por un déficit funcional de neurotransmisores como la noradrenalina y la serotonina en las regiones límbicas emocionales del cerebro y no por circunstancias de la vida real)  de forma periódica, también puedo sufrir un brote psicótico si dejo la medicación.

He sufrido dos brotes psicóticos derivados del estrés. En ambas ocasiones fui ingresada en la planta de psiquiatría. El primer brote, el más grave, supuso que de un día para otro perdiera mi hogar; mi trabajo; mi pareja y mi lugar de residencia. Antes de ese primer brote la bipolaridad no se había manifestado aún en mi cuerpo (la bipolaridad se hereda genéticamente y puede no manifestarse nunca), por lo tanto al sufrir el brote fui incapaz de identificar que mis ideas y pensamientos eran irreales.

Sufrir un brote psicótico es una experiencia terrorífica que puede alargarse en el tiempo durante meses, si no se trata. Es como si todos tus recuerdos (lo que has vivido, lo que has leído, las películas que has visto) se recablearan en tu cerebro y entonces interpretas la realidad de forma errónea.

Te sientes el centro del mundo ¿Has visto la película “El show de Truman”?: crees que eres Truman, todo está preparado para ti. ¿Has visto películas de espías, de robots, has leído “1984” y lo que te dicen o te han dicho los demás es algo ambiguo?: Interpretas que te están hablando en clave, que tienes que “doblepensar” (o pensar libremente sólo en la ducha, por “lo de las ondas”) y que cualquiera podría ser un androide. ¿Tu vecino te dice “a ver si deja de llover” en el ascensor?: “Llover” significa que estás aún en peligro, que “está lloviendo mierda”.

Sólo cuando eres capaz de identificar que “estás pensando raro”, que piensas muy rápido y ves que eres incapaz de dormir, puedes llamar al psiquiatra para pedirle un ajuste de la medicación. Los bipolares necesitan antipsicóticos igual que cualquier persona necesita “vitamina C”, simplemente su cuerpo funciona así.

Por otro lado, en el pasado se ha denominado trastorno a características de algunas personas y luego con el paso del tiempo se ha rectificado. Por ejemplo, hace un siglo se decía que los homosexuales eran enfermos mentales y ahora se considera de lo más normal tener una pareja del mismo sexo,  ya no se considera una enfermedad.

Me tomo ser bipolar como una característica de mi persona más que una enfermedad. Aceptarse a uno mismo, darse cuenta de que todo viene en un pack (la imaginación, la creatividad, la manía, la depresión, la sensibilidad…) y valorarlo en todas sus facetas es un buen paso para dejar de sufrir.

No es casualidad que en la foto salga pisando fuerte y con la cabeza alta, significa que no me avergüenzo de ser como soy. Gracias y a-pesar-de ser bipolar soy creativa, sensible y feliz. Al igual que un ciego desarrolla su olfato más que alguien que puede ver, mi cerebro funciona de “otra forma” que pulida puede ser virtuosa.

Pienso que todos los “enfermos” mentales tienen capacidades únicas y propias de su ser, que pulidas pueden darles la oportunidad de vivir una vida feliz. Digo “Ser” y no “Tener” (un trastorno crónico) en el sentido de que “eres tu cerebro” y no “tienes x cosa” en el cerebro.

Me gustaría que los psiquiatras dejasen de recomendar a los pacientes que oculten su condición. Para mí, el momento en que decidí tomarme las medicinas sin esconderme de mis amigos supuso un salto hacia la normalización y reconocimiento de mi trastorno, dejar de encerrarme y ser yo misma. Es más: si muestro quién soy y alguien me rechaza por el trastorno, esa persona no merece mi afecto y no la quiero en mi vida.

El objetivo de Narcovestido es hacer visible la enfermedad mental (en mi caso el trastorno bipolar)  y concienciar al espectador, desestigmatizar al enfermo.

Con ésta obra planteo al público las siguientes preguntas: ¿Por qué esconder una enfermedad mental? ¿Por qué rechazar a alguien que también puede aportar bondad al mundo? ¿Por qué no enseñarle a desarrollarse como persona?

Técnica y materiales: “Narcovestido” está formado por 164 blíster vacíos de Lamictal, Zyprexa, Orfidal y Escitalopram (medicinas que tomo para el tratamiento del trastorno bipolar).

Dichos blíster están unidos con aproximadamente 800 anillas, mediante la técnica que creó el diseñador Paco Rabanne durante los años 60:

Dress. 1967. Paco Rabanne presented his first collection, Twelve Experimental Dresses, in 1964 and followed it in 1966 with a couture collection he called Twelve Unwearable Dresses. He began his fashion career only in the early 1960s, with a collection of large plastic accessories he sold to the couture houses.”
“Dress” 1967 by Paco Rabanne.

Cada blíster lleva anillas en las esquinas y los blíster se unen entre sí con una quinta anilla, permitiendo que el “Narcovestido” sea flexible.

Todas las pastillas que contenían los blíster empleados para confeccionar “Narcovestido” han sido consumidas por mí a lo largo de 3 años, durante el tratamiento del trastorno bipolar. He guardado mis blíster desde el año 2018, aunque sigo el mismo tratamiento desde 2009. Normalmente consumo dos pastillas diarias (una de Lamictal y otra de Zypreza antes de dormir) pero en épocas de depresión tomo además el antidepresivo (Escitalopram por la mañana) y el ansiolítico para dormir (Orfidal).

Narcovestido hace que parezca que no tengo pecho. La bipolaridad no entiende de sexo y  la medicación inhibe la líbido. Es especialmente problemático para los hombres bipolares, les he visto en reuniones preocupados por su disfunción eréctil. Los antidrepresivos como el Escitalopram pueden reducir la libido, por eso intento reducirlos lo máximo que pueda: cuidando la dieta, manteniéndome activa y desviando los pensamientos negativos mediante la observación de los mismos.

Descripción del proceso creativo:

En 2018, durante una depresión endógena decidí guardar los blíster de todas las medicinas que tomase. Necesitaba un testigo de mi enfermedad mental, para mostrárselo a aquél que no asumiera mi enfermedad como algo real. Cuando alguien lleva una escayola todos se preocupan por su bienestar, yo clamo por ese “¿estás bien? Entiendo que necesites reposo” cuando estoy deprimida.

La idea inicial era guardar los blíster durante 10 años y al cabo exponer una montaña de ellos. En 2018 hice las cuentas: “estoy medicada desde 2009, si hubiera guardado los blíster ahora tendría 700”.

En 2019, al cabo de un año acumulando mis blíster, recibí la propuesta de participar en un evento: crear una obra de arte desde la Plaza de Callao en Madrid, a la vista del público. Fue entonces cuando decidí convertir los blíster en una prenda, llevarla puesta y desfilar con ella. En 2019 sólo pude hacerme un chaleco, pero en febrero de 2021 (habiendo acumulado blíster dos años más) extendí el chaleco hasta hacer el vestido que llevo en las fotos.

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